Introducción
Nos llegan una infinidad de consultas sobre porcelana oriental. Y casi siempre definida como procedente de China. Por ello, con esta breve entrada, pretendemos aclarar algunos puntos acerca de la porcelana japonesa. Es ciertamente una producción poco conocida por el gran público.
No pretendemos exponer de forma extensa toda la historia de la porcelana nipona, sino trazar unas líneas básicas sobre los inicios y evolución, así como las tipologías y estilos más reconocidos o habituales en los mercados.
Historia
La producción de porcelana en Japón es posterior a la de China. Se inicia a principios del siglo XVII. Y no son artesanos japoneses los primeros en manufacturarla, sino coreanos. Hasta ese momento en Japón se producía gres o cerámica, pero no porcelana. Esos alfareros coreanos, que sí tenían en su poder el secreto de cómo hacer porcelana, fueron llevados a Japón. Allí, cerca de la población de Arita, descubrieron un componente básico, el caolín o arcilla de porcelana. La industria se desarrolló con cierta rapidez, y del consumo local se pasó a la exportación. Gran parte a través de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Sus buques zarpaban en muchas ocasiones del puerto de la actual ciudad de Imari.
Complejidad de la porcelana japonesa
En ocasiones no es del todo sencillo distinguir las piezas japonesas de las de origen chino. Ya en el siglo XVII y XVIII competían en la producción y exportación al mercado europeo y americano con porcelanas de diseños similares. Pero es que, además, en Europa se copió también ese estilo oriental en las cerámicas de Delft en Holanda, o en el caso de las piezas Kakiemon, en Inglaterra, a lo largo del siglo XIX. Esta similitud, más la proliferación de porcelanas con poca época, hacen necesario un estudio certero para evitar errores en la identificación y valoración de las mismas.
Diversidad de porcelanas japonesas
Siguiendo un cierto orden cronológico, las primeras porcelanas serían conocidas como Nabeshima, por el nombre del señor feudal para el que se realizaron inicialmente. Digamos que es muy improbable hallar porcelanas de este tipo en el mercado.
Arita: Tal como comentamos antes, tras encontrar un caolín de excelente calidad, la producción de porcelanas blancas decoradas en azul (sometsuke) se hizo popular. Sin embargo, la influencia de la porcelana china es más que evidente en todo el periodo.
Kakiemon: es, sin duda, el estilo más preciosista. Su origen fue la labor de un artesano llamado Sakaida Kakiemon (1615-1653), que siguiendo los modos de producción chinos de la época Kangxi, perfeccionó la técnica del esmalte. Dada su belleza, la exportación a Europa se hizo de forma continua hasta que se reanudó la exportación desde China, en el periodo Qing.
Imari: nos referimos ahora al estilo decorativo de la porcelana de Arita. Deja de ser monocroma en azul, e incorpora el color rojo, el dorado y posteriormente el verde. Es mucho más rica, por cuanto el dibujo ocupa ahora gran parte de la pieza. Motivos vegetales y florales, personajes y paisajes. Son piezas que transmiten una cierta sensación de riqueza.
Con un éxito enorme, los alfares chinos no tardaron en imitar de forma descarada estas piezas. E incluso con el tiempo, los “Imaris chinos” acabaron sustituyendo a los originales japoneses.
Kutani: a principios del siglo XIX se restauran los centros de producción de porcelana en esta localidad. Esmaltes llamativos, utilización del oro para unas obras destinadas casi en su totalidad a la exportación. Se conocen también por su estilo llamado “Shoza”.
Satsuma: fue un importante centro de producción desde el siglo XVII. Sin embargo, esta denominación, que corresponde a una región de la isla de Kyushu, se asocia básicamente a la porcelana exportada masivamente durante el siglo XIX.
Con la llegada de la nueva era Meiji, se favorece en gran medida el comercio con el resto del mundo. Uno de los elementos claves por su ingente producción fue precisamente la porcelana de estilo Satsuma. De las primeras piezas a inicios del 1800, la calidad delas obras va decreciendo, para caer exponencialmente a finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. La delicada decoración inicial pasa a ser densa y estridente. De hecho, todas estas piezas no tenían demanda local. Su única finalidad era ser exportadas.
Este tipo de porcelana y decoración es uno de los más habituales, y se encuentran piezas de ya bien entrado el siglo XX en muchísimos hogares. Evidentemente, su valor mercado no acostumbra a ser excesivo.
Marcas
Encontramos en la porcelana japonesa una ingente cantidad de marcas. En ocasiones, similares a algunas marcas de porcelanas chinas, lo que puede dar lugar a confusiones.
Hay que añadir que esos caracteres japoneses se podían leer en casi cualquier dirección, que hay diversos estilos de escritura, y que algunos caracteres ya no existen a día de hoy. Por ello, la marca es un elemento importante, pero no siempre clarificador, de la procedencia de la pieza.
Hemos encontrado una web muy interesante en la que se pueden consultar un sinfín de marcas y compararlas con las que tengan nuestras piezas. Aun así, existen otras muchas, algunas todavía sin identificar.
Resumen
Tal como al principio comentábamos, hemos obviado estilos y datos, pues nuestra intención no es más que ofrecer una primera visión, casi a vuelo de pájaro, sobre un aspecto más que interesante, pero en ocasiones complejo, del arte japonés. Y sobre todo, establecer una tenue línea para separar ese bloque de porcelanas orientales, al menos, en dos grandes núcleos geográficos de producción. China y Japón.