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Máquinas de escribir antiguas

Capricho de coleccionistas y decoración para nostálgicos

  • Publicado octubre 28, 2024
Underwood Standar Typewriter Nº 3. 14 inches.

En la era de la informática y la inteligencia artificial, las máquinas de escribir antiguas no parecen más que piezas obsoletas, que una vez fueron herramientas imprescindibles para oficinistas, estudiantes y escritores. Y sin embargo, tras años de olvido, han vuelto a despertar la curiosidad de aficionados y coleccionistas.

El origen de la máquina de escribir se remonta al año 1714, cuando en Inglaterra quedó registrado el primer intento de crear un instrumento con esa función. Una patente concedida al inventor Henry Mill deja constancia documental. Pero fue en la década de 1850 cuando muchos inventores comenzaron una auténtica carrera para conseguir la máquina de escribir más práctica y que mejor se adaptara a las necesidades de un mundo moderno. En 1873 la compañía americana E. Remington, conocida por sus armas, fabricó en New York su primer modelo industrial.

A partir de 1890 comienza la edad de oro de las máquinas de escribir en los Estados Unidos, con la introducción, por parte de distintos fabricantes, de variaciones y mejoras respecto a los modelos primigenios.

A la hora de establecer el valor de mercado de una máquina de escribir, los factores que más influyen con principalmente la rareza del modelo, el tipo de mecanismo del que disponga, y por supuesto, el estado de conservación. La posibilidad de usarla nuevamente incrementa el valor de cualquier pieza.

Los modelos más buscados

Abarcar y establecer un ránking de los modelos más valorados es casi imposible. Pero si podemos nombrar algunas máquinas emblemáticas que alcanzan precios más que considerables en el mercado actual.

Sholes Gildon, producida en 1874 por la Compañía Remington e Hijos en New York, fue la primera máquina de escribir vendida a gran escala. Conseguir una en perfecto estado implica pagar unos cientos, quizá miles de euros.

Lamber, máquina americana fabricada en 1902, es la máquina de escribir cuyo teclado consiste en una pieza única circular. Se la suele confundir con la de índice o punzó.

Odell, de la Typewriter Company de Chicago de finales del siglo XIX.

Salter, como la número 10, fabricada en 1908 en Gran Bretaña, destaca por ser el último modelo en la serie Salter de «downstrike», disposición por la cual no se veía el texto que se estaba escribiendo.

Mignon Nº 2 de color rojo, de 1905, una máquina de índice

Mignon 2 red typewriter. Año 1905. Allgemeinen Elektrizitaets-Gesellschaft (AEG) , Berlin , Alemania.

Conclusión

Al margen de su consideración como objetos de colección, las máquinas de escribir de los años 20 y 30, o incluso de finales del siglo XIX, pueden seguir funcionando como en sus mejores años. La restauración de las mismas presenta, sin embargo, el problema de los repuestos, que se suple con el desguace de máquinas sin excesivo valor. La mayoría de los coleccionistas y expertos coinciden en señalar un crecimiento de este mercado en los últimos años. La mayor parte de los coleccionista se encuentran repartidos por los países anglosajones. En Inglaterra ya no se localizan tantas máquinas como en épocas anteriores. Ahora es en Alemania y otros países dónde se registra mayor interés por este tipo de piezas. En España parecería que este coleccionismo todavía es relativamente minoritario.

Y para aquellos que busquen más información y se quieran deleitar con una visita al museo de máquinas de escribir en Parcines (Italia), adjuntamos el enlace Schreibmaschinenmuseum

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