En contadas ocasiones debemos enfrentarnos a un problema, el reto del vaciado de pisos. Y además, en algunos casos, eso es debido a un hecho traumático. La falta de un familiar más o menos cercano, un cambio drástico de residencia, una separación. Momentos en que se nos une un factor emocional a una labor físicamente agotadora.
Por donde empezar. Que vale de todo esto y qué cosas deben tirarse. Como repartirlo entre varios. Y de una manera equitativa. Y sin levantar suspicacias. Es complicado y extenuante.
No hay un único sistema, sino que podremos contemplar diferentes opciones. Desde dedicarse uno mismo a realizar esa selección de enseres, objetos, decoración y mobiliario, al tiempo que se le intenta asignar un valor económico. Luego solo faltará el proceder a desprenderse de todo aquello que se considere que no tiene valor, o que, sencillamente, no se desea. En Barcelona, hay días de recogida de trastos viejos por parte de brigadas de limpieza del ayuntamiento. Consultar el día y también el límite, pues si este se sobrepasa, uno puede ser sancionado. Por experiencia comentar que esta opción, salvo que se trate de viviendas casi vacías o con muy poco mobiliario, es inviable. No vamos a citar toda la normativa medioambiental, pero tenemos que considerar que muchos elementos no pueden ser abandonados en la calle sin más. Deberemos depositarlos en un punto de reciclaje.
ONG y Asociaciones sin ánimo de lucro
Hay ONG y Asociaciones que se dedican al vaciado y posterior selección, aprovechando para su venta todo aquello que consideren comercial. Al final adjuntaremos enlaces a algunas de esas empresas. Es una forma de colaborar con un determinado colectivo y asegurarse que las piezas singulares tienen un final digno. En sus tiendas o ferias se conseguirá dar una segunda vida, una nueva oportunidad a esos objetos. En este segundo caso, sí que es una opción recomendable, pues nos libera de una presión mental y un sobreesfuerzo.
Anticuarios, Brocanters y Salas de Subasta
La tercera opción es asesorarse acerca del valor comercial de lo que se nos presenta. Se trata de buscar un anticuario, brocanter, tasador o sala de subastas. Por supuesto que hay muchos y muy formales. Ese profesional te indicará cuáles son las piezas relevantes, que valores pueden tener en el mercado. Cuál sería la mejor forma de venderlas, si esa es la intención. Y llegado el caso, podría realizar una oferta de compra o de venta en subasta. Por experiencia, nos encontramos en tantas ocasiones con la siguiente estampa. Lo que tiene valor comercial, ha sido desechado directamente al container. Y se ha conservado aquello cuyo precio de mercado es escaso o nulo.
La razón de todo lo anterior: este mercado ha sufrido unas variaciones en gustos, modas, tendencias, crisis y precios que han hecho que las referencia o parámetros de hace pocos años sean papel mojado. Es esencial situarse al día, no tirar nada sin consultar antes. No precipitarse. Es mejor preguntar tres veces, que arrepentirse una.
El vaciado de esos pisos serán una experiencia que probablemente no se repita muchas más veces. Por eso es preferible dejarse aconsejar por aquellos que puedan aportarte más información fidedigna.
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