En ciertos momentos nos vemos en la obligación de desprendernos de determinadas antigüedades, viejos muebles, objetos de arte. Las causas son muy variadas. Pero sea cual sea la misma, esta tarea puede llegar a convertirse en una pesada carga.
Decimos que es estresante porque acostumbran a darse dos situaciones al unísono. La primera es que no es nuestro trabajo habitual. Desconocemos el valor de lo que tenemos y por un lógico criterio de prudencia, creemos que van a intentar engañarnos. En segundo lugar, porque debemos compaginar esta actividad extra con nuestro día a día. En ocasiones se da, además, la circunstancia de que esos bienes son de algún familiar directo, agudizando la sensación de malestar.
Lógicamente, tenemos que recomendar una serie de puntos básicos, que no son más que seguir el más común de los sentidos.
En primer lugar, debemos saber que es lo que tenemos. Son muebles de época, es decir, antiguos, o son muebles de estilo. Respecto a las pinturas y cuadros que adornan las paredes, lo mismo. Son originales?. Conocemos a los autores?. Y lo mismo respecto a todos los objetos que adornan la casa. Aquí podemos empezar a tener algún problema. El determinar, autenticidad u originalidad de las piezas. El comprobar la antigüedad de las mismas. Consejo: si no está seguro, acuda a un profesional de su confianza.
El mismo profesional le será útil para poder cumplir satisfactoriamente la siguiente gran cuestión. El valor de todo lo anterior. Qué precios de mercado pueden tener todo ese ajuar doméstico. Recuerde que valor y precio no coincidirán en la mayoría de las ocasiones. Lo que para usted pueda tener un gran valor sentimental, pues conforma parte de su pasado, no tiene por qué tenerlo en el mercado. Y viceversa.
La última cuestión a tratar es que los cambios que se están produciendo en la sociedad a todos los niveles inciden también en el mercado del arte. Queremos decir con ello que muchas antigüedades han perdido gran parte de su valor, mientras objetos de épocas más recientes han aumentado sus precios exponencialmente. No vale más lo más antiguo, sino lo que más fácilmente pueda comercializarse.
A efectos prácticos le recomendamos que una vez valorados los bienes, acuda a dos o tres comerciantes como máximo y que estos le hagan una oferta en firme. Recuerdo que esa oferta será sobre una serie determinada de objetos. Si posteriormente retira alguna de esas piezas, obviamente la oferta que le han hecho perderá su vigencia. Esta situación es muy habitual y conlleva situaciones poco agradables. Consejo: retire siempre, de forma previa, todo aquello que no quiera vender. O, al menos, márquelo de forma visible y notoria.
Ya tiene sus ofertas, puede incluso haber contactado con alguna Sala de Subastas. Nuestra recomendación es que compare teniendo en cuenta las comisiones y gastos de la subasta, y que es posible que no vendan todas las piezas que envíe.
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